Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
En la medida en que pasa el tiempo, la apetencia hacia ciertas redes y el hundimiento de otras pone a pensar no en la futilidad de las noticias que llegan por ese medio, sino en la obligación de encontrar informaciones oficiales o evidencias que respalden las afirmaciones que, a través de ellas, se hacen.
El ejemplo más candente de estos días lo tienen unos alimentadores de YouTube, cercanos, sin duda, a la línea conservadora de la Iglesia. A comienzo de semana, siguiendo un modelo de redacción igual, entre metafórico y agresivo, entre burlesco y creíble, se inventaron que el papa León XIV había removido seis cardenales de sus importantes e influyentes cargos. Uno de ellos, el director de la llamada banca vaticana o el tesorero del Papa. No pude encontrar, ni en los informes periodísticos de los tradicionales reporteros de la Santa Sede, ni en ninguna otra parte, la evidencia de que esa purga cardenalicia fuera cierta.
Hace un mes largo, esos mismos canales hicieron circular que el papa había expulsado de su cargo al popular cardenal Tagle, el filipino. Y, por supuesto, que así mismo como otras tendenciosas y sensacionalistas afirmaciones, resultaron ser falsas.
Una que resultó cierta, pero que sirvió de catapulta para opinar contra la iglesia progresista y matricular al papa en esa tendencia, fue el nombramiento del obispo Shane Mackinlay como nuevo arzobispo de Brisbane, en Australia. Se vinieron con toda la «alepruce» desde sus canales de YouTube. Para ellos, este obispo es partidario de llevar las mujeres al sacerdocio y de seguir dando bendiciones a las parejas irregularmente casadas o del mismo sexo.
Por supuesto, el discreto cardenal Prevost no ha cambiado su línea prudente, que asumió con claridad apenas lo eligieron, y no ha rectificado ni respondido a esa andanada a través de YouTube ni de ningún otro medio. Pero lo que sí se hace evidente es que hay grupos muy bien armados en redes promoviendo el cisma en la Iglesia Católica.
