Liberan al sacerdote Carlos Saúl Jaimes tras más de un mes desaparecido en Viotá

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La comunidad religiosa y la opinión pública celebran la liberación del padre Carlos Saúl Jaimes Guerrero, sacerdote agustino oriundo de Labateca, Norte de Santander, reportado desaparecido desde el 17 de junio en Viotá, Cundinamarca. Tras más de 40 días sin noticias, la Provincia Nuestra Señora de Gracia de Colombia, de la Orden de San Agustín, confirmó que el religioso ya se encuentra sano, salvo y reunido con su familia.

Según los primeros reportes, el vehículo del padre Jaimes fue hallado abandonado cerca de una quebrada en la vereda La Unión, en zona rural de Viotá, con el motor encendido y sin rastros de violencia, lo que generó sospechas sobre un posible secuestro extorsivo, aunque ningún grupo armado se atribuyó el hecho.

En el comunicado oficial, la comunidad agustiniana expresó su gratitud por el apoyo mostrado y destacó el valor de las oraciones constantes: “una noticia que nos llena de alegría: nuestro hermano, el P. Carlos Saúl Jaimes, ha sido liberado y ya se encuentra sano y salvo junto a su familia”. También se agradeció la cercanía fraterna y el acompañamiento espiritual durante las largas semanas de angustia.

La orden solicitó respeto y discreción en el proceso de recuperación que ahora emprendió el sacerdote. Subrayaron que se trata de un tiempo importante de serenidad y acompañamiento fraterno, y pidieron comprensión para permitir su reencuentro con la paz y el sosiego arrebatados durante la desaparición.

Las autoridades, incluyendo Policía Nacional, Ejército, Fiscalía y la unidad Gaula, desplegaron operativos desde el primer día tras su desaparición. Aunque se ofreció una recompensa de hasta 10 millones de pesos por información útil, aún no se ha establecido oficialmente si hubo negociación, rescate o si efectivamente fue un secuestro. Las investigaciones continúan en curso.

La aparición del padre Carlos Saúl Jaimes representa un alivio para Viotá y Labateca, donde su figura religiosa es muy respetada. Su liberación simboliza el poder de la fe, la solidaridad comunitaria y la esperanza ante la incertidumbre. Ahora, su familia y la comunidad esperan un proceso de recuperación físico, emocional y espiritual con apoyo y reserva.

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