¡Una Fumada Regulada, Mis Amigos! Pero Cuidado con los Efectos Secundarios…

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Por: Aldrin García Balvin – Director Totus Noticias

La marihuana, ese tema que ha desatado debates y controversias en el Congreso, nos obliga a encender la llama de la discusión y explorar los posibles caminos que se abren frente a nuestros ojos. Sin embargo, es necesario separar el humo de las brasas y analizar con detenimiento el impacto que esta decisión podría tener en nuestras vidas.

¿Negocio para unas élites privilegiadas? No podemos negar que siempre hay unos cuantos que se frotan las manos, deseosos de llenar sus arcas con el verde de la marihuana. Pero no nos engañemos, esto va más allá de simples ganancias económicas. Estamos hablando de una cuestión que puede tener repercusiones sociales y de salud, donde algunos podrían terminar pasando de una fumada «recreativa» a un infierno de adicción.

Es cierto, existen preocupaciones legítimas sobre los efectos secundarios del consumo de marihuana. ¿Quién puede decir con certeza si aquellos que entran en el mundo de lo recreativo no terminarán enganchados en un viaje sin retorno? La incertidumbre flota en el aire y solo el tiempo nos mostrará la verdadera dimensión de esta experiencia psicotrópica.

Hablemos claro, la marihuana ha sido señalada como la puerta de entrada a otras sustancias más peligrosas. La cocaína, la heroína, el bazuco e incluso el fentanilo, ese demonio químico que tiene a Estados Unidos sumido en una pesadilla interminable. Las drogas no solo acaban con familias, sino que también arrastran vidas hacia el abismo de la autodestrucción. Las esquinas de nuestras calles no deberían ser el lugar donde nuestros hijos universitarios consigan su dosis de «recreación».

Por tanto, hago un llamado a los congresistas para que no jueguen con el destino de las nuevas generaciones. No permitamos que nuestras vidas y nuestras mentes sean víctimas de decisiones apresuradas. La marihuana puede ser tentadora, pero debemos recordar que hay otros caminos por explorar, y muchos de ellos no requieren de un humo verde para encontrar la felicidad y la realización.

En lugar de aprobar el uso de la marihuana sin pensarlo dos veces, pongamos énfasis en educar y prevenir. Enseñemos a nuestros niños y jóvenes que el camino de las drogas no conduce a nada bueno. Dejemos que aquellos que deseen hacerse ricos a expensas de la destrucción de vidas se queden con los crespos hechos, sin caer en su trampa.

El Congreso no debe dar la espalda al clamor de la mayoría de colombianos. Debemos actuar con prudencia y responsabilidad, tomando en cuenta todas las aristas de esta cuestión antes de tomar una decisión que pueda tener consecuencias de largo alcance. Solo así evitaremos que la legalización de la marihuana se convierta en un fuego que consuma nuestro futuro.

Recuerden, mis amigos, que en este debate no hay espacio para el humo que nubla la razón. Es hora de abrir los ojos y analizar con lucidez el panorama que se nos presenta. Enfrentemos esta situación con seriedad y cautela, porque nuestras vidas y las de las futuras generaciones están en juego.

¡Que la sabiduría prevalezca sobre la nube verde y el sentido común guíe nuestras decisiones!

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