En un intento por reducir la polarización en Colombia, el presidente Gustavo Petro firmó este lunes 16 de junio de 2025 un acta de compromiso para “desarmar la palabra”, tras una reunión convocada en la Curia Arzobispal de Bogotá por la Iglesia Católica. El encuentro, que inicialmente se estimaba de una hora de duración, se extendió cerca de dos horas y fue encabezado por el cardenal Luis José Rueda Aparicio y monseñor Francisco Javier Múnera, presidente de la Conferencia Episcopal.
Con la crisis política en aumento, marcada por el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay y el reciente deterioro de la relación entre el Gobierno y el Congreso, la Conferencia Episcopal colombiana convocó a los máximos representantes de las ramas del poder para impulsar un llamado a la moderación y el respeto. El acto fue presentado como una invitación a “valorarnos y respetarnos como hermanos, a desarmar y armonizar la palabra, y a rechazar todo tipo de violencia”.
La ceremonia contó con la presencia del presidente Petro (llegó con retraso de aproximadamente 80 minutos), el presidente del Senado, Efraín Cepeda, representantes del Congreso, magistrados de las altas cortes, el fiscal general, la procuradora, el defensor del Pueblo y otros altos funcionarios del Estado.

El procurador general, Gregorio Eljach, explicó que el presidente firmó la declaración final, comprometiéndose a adoptar un tono más conciliador y enfocado en el diálogo. Según el funcionario, el objetivo es que este ejercicio se convierta en un punto de partida para futuras iniciativas de encuentro entre todos los sectores, incluida la empresa privada, otras confesiones religiosas y los organismos de control.
El monseñor Múnera enfatizó la urgencia de este llamado en medio de “profundas tensiones, contradicciones y transformaciones” tanto a escala nacional como local, y pidió que esta “pedagogía de la escucha, del diálogo y de la empatía” resuene en todos los rincones del país.
La convocatoria responde directamente a un contexto marcado por:
- El intento fallido de aprobación de reformas del Gobierno en el Congreso.
- La convocatoria presidencial a una consulta popular por decreto.
- Un incremento reciente de episodios violentos, incluido el atentado contra Uribe Turbay.
La firma del acta simboliza un gesto significativo en un momento crítico para la democracia colombiana. Más allá del acto simbólico, la efectividad de este compromiso dependerá de su continuidad. El procurador y los obispos coincidieron en que este evento no puede quedar aislado, sino convertirse en catalizador de una cultura política basada en el respeto y el diálogo, alejándose del discurso confrontacional que ha marcado los últimos meses .
Sin embargo, para que este esfuerzo tenga impacto concreto, será fundamental que los firmantes trasladen esos compromisos a acciones institucionales. Que esto suceda implicará, entre otros aspectos, que se mantengan canales abiertos de diálogo, se monitoree el cumplimiento del compromiso de tono y se incentiven espacios similares en regiones afectadas por la violencia política.
La firma del acta para “desarmar la palabra” representa un llamado urgente a la construcción de un lenguaje político más respetuoso y conciliador. En un país herido por la violencia y la polarización, la invitación formulada por la Iglesia y avalada por las instituciones del Estado aspira a ser un paso firme hacia la recuperación del civismo y la construcción conjunta de soluciones. Queda, sin embargo, en manos de los actores políticos convertir este gesto en un verdadero instrumento de cohesión nacional.