El conjunto de Renato Paiva sobrevivió a la reacción de Seattle en un segundo tiempo adverso, se quedó con los tres puntos y se llevó conclusiones de cara al juego ante PSG.
Lo importante para Botafogo era saldar una deuda: tras las derrotas ante Pachuca en la Copa Intercontinental y frente a Racing en la Recopa Sudamericana, el vigente campeón de América comenzó su travesía a puro rock and roll con su triunfo por 2-1 ante el anfitrión Seattle Sounders en su debut en el Mundial de Clubes. “Fue una buena sensación por los tres puntos -respondió Gregore a FIFA.com- aunque tuvimos dificultades en el segundo tiempo por la presión que ejerció Seattle. Pero lo importante fueron los tres puntos”.
De mayor a menor durante la tarde soleada de la costa oeste estadounidense, el Fogao redondeó un dominante primer tiempo con la posesión de la pelota y una zaga central implacable que desbarataba cualquier esbozo de amenaza del local. Con dificultades para quebrar la resistencia adversaria, la fórmula para destrabar el marcador fue el juego aéreo: primero apareció Jair Cunha y después Igor Jesús se adueñó de los cielos de Seattle. “Empezamos muy bien el partido. Tuvimos ocasiones para marcar más goles, pero no las conseguimos. Luego marcamos y el primer tiempo estuvo bien”, concluyó el siempre sincero entrenador Renato Paiva.
En la segunda etapa se invirtieron los papeles. Brian Schmetzer implementó dos modificaciones y tocó el orgullo de su plantel. Con el corazón en la mano, liderados por el experimentado Cristian Roldán y por el jóven Obed Vargas, una dupla que impuso condiciones desde la mitad de la cancha, Seattle arrinconó a Botafogo, descontó por intermedio de Roldán y generó chances para un empate que hubiera sido memorable.
“Hoy no fue tan buena nuestra actuación porque jugamos sin la pelota y nuestro ADN es otro -analizó el entrenador Renato Paiva en la conferencia de prensa posterior-. Nuestro estilo se basa en tener posesión y hoy no la tuvimos. Cuando el rival tiene el balón y sabe cómo usarlo, como hizo Seattle, se complica todo. El equipo se sintió un poco cansado. Percibí una dificultad clara para sostener la intensidad y la presión del rival, que se hizo con el control del partido”.
“Sabemos que no hicimos un buen partido”, reconoció Marlon Freitas. “Sufrimos bastante, pero queda el resultado. Tenemos que sacar muchas lecciones, tanto en lo individual como en lo colectivo, para mejorar. Logramos lo que buscábamos: debutamos bien, nos quitamos la ansiedad inicial, que a veces nos juega en contra”.
El próximo desafío será, nada más y nada menos, que el Paris Saint-Germain campeón de Europa, una máquina aparentemente imparable que vapuleó al Inter Milán en la final de la Champions League y que repitió otra goleada para la historia ante el Atlético de Madrid en su debut mundialista. “Lo más importante es mantener el nivel durante los noventa minutos, mantener el buen nivel durante todo el partido -advirtió Gregore-. No podemos tener un nivel en el primer tiempo y otro en el segundo. No bajamos físicamente, pero tenemos que estar más concentrados y tener más calidad en el frente para matar los partidos”.
Será indispensable para Botafogo no cometer errores. Su última actuación antes de partir rumbo a Estados Unidos, ante Ceará por el Brasileirao, había dejado preocupaciones puertas adentro. Antes de enfrentar a Seattle, Paiva había reconocido públicamente que debían recuperar viejos hábitos defensivos y, con Alexander Barboza a la cabeza, pareció recuperarlos durante su inexpugnable primera mitad.
“Ceará nos llegó dos veces y nos convirtió dos goles, pero no nos arrinconó como lo hizo el Seattle -comparó Paiva-. El partido tuvo dos caras: en el primer tiempo no comenzamos bien. Perdimos pelotas fáciles, cometimos errores técnicos. Pero fuimos ganando terreno. El primer gol nos dio tranquilidad y Seattle no tuvo ocasiones claras de gol”. “En la segunda parte caímos mucho en lo físico -agregó Paiva-. No pudimos lidiar con la agresividad y la intensidad del rival. y los cambios no funcionaron tan bien. En defensa, sentimos que atacábamos con mucha gente, pero no defendíamos con los mismos”.
John terminó convirtiéndose en una de las estrellas de la noche en Seattle, ante el asedio de los Sounders y la ilusión de sus ruidosos hinchas. Con un par de atajadas, una última providencial ante el argentino Pepo de la Vega, garantizó la victoria y tres puntos indispensables que le permiten a Botafogo soñar con la clasificación a la siguiente ronda. “No podemos repetir los errores de hoy ante un rival como el PSG. Estas competiciones no son fáciles, tienen una carga emocional, nerviosismo y el peso del debut. Por eso, el resultado termina siendo mucho mejor que la actuación -reflexionó el entrenador portugués-. Este equipo ya ha demostrado que puede jugar mejor, que puede ser más compacto y equilibrado tanto al atacar como al defender. No es un equipo que haya recibido muchos goles en este último tiempo. Trabajaremos en base a eso, a la espera de un rival muy difícil, al que solo podremos enfrentar si somos mucho mejores y hacemos una noche perfecta frente al Paris Saint-Germain”.
Fuente: FIFA