Pongámosle STOP a la Gentrificación en Medellín y Antioquia: un costo de vida que ya no aguantamos

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Por: Lina García Gañán, Candidata a la Cámara de Representantes por Antioquia

En los últimos años, Medellín y varias subregiones de Antioquia han vivido un fenómeno acelerado que empezó siendo una oportunidad, pero que hoy afecta la vida cotidiana de miles de familias: la gentrificación y la turistificación desbordada.

No es un secreto que somos un territorio atractivo. Medellín se convirtió en una ciudad referente para el mundo; el Oriente antioqueño, en un polo de inversión; el Suroeste, en un destino turístico y cultural; y Urabá, en una región con enorme potencial económico. Pero mientras abrimos nuestras puertas al turismo y la inversión extranjera —algo que debemos mantener—, nuestros hogares, nuestros arriendos y nuestra calidad de vida se han vuelto impagables para quienes nacimos y trabajamos aquí.

Este fenómeno tiene raíces estructurales: un crecimiento urbano sin control; plataformas de alquiler que operan sin límites; especulación inmobiliaria; inversión sin regulación en zonas residenciales; y un modelo de desarrollo que no ha protegido a quienes hoy sostienen la economía local.

El costo de vida disparado: la realidad que escucho todos los días

En mis recorridos por Medellín, el Valle de Aburrá y municipios como Rionegro, El Retiro, Jardín, Jericó o Guatapé, la queja se repite: “Nos están sacando de nuestros propios barrios”.
Los arriendos se duplican. Los servicios suben. Los pequeños comercios no pueden pagar un local. Las nuevas construcciones empujan hacia afuera a quienes llevan décadas viviendo en la zona.

Y no es un fenómeno aislado. Es una transformación profunda del territorio que, si no se regula desde el Congreso, seguirá expulsando a familias enteras.

No podemos permitir que Medellín se convierta en una ciudad en la que sus propios habitantes no puedan vivir. No podemos permitir que el Oriente o el Suroeste repitan el mismo modelo que invisibiliza a la población local en nombre del turismo internacional.

Gentrificación no es “desarrollo”: es un desequilibrio que necesita regulación

La gentrificación surge cuando un barrio se vuelve atractivo, los precios suben sin control y las familias tradicionales no pueden quedarse.
La turistificación acelera ese proceso porque transforma zonas residenciales en corredores hoteleros y de renta diaria sin planificación.

No se trata de rechazar la inversión o el turismo. Se trata de ordenarlos, dirigirlos y evitar que se vuelvan un modelo excluyente.

En ciudades del mundo que pasaron por esto —Lisboa, Barcelona, Ciudad de México— los gobiernos actuaron demasiado tarde. Nosotros todavía estamos a tiempo.

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