El presidente de Colombia, Gustavo Petro, declaró que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos se encuentra “suspendido de facto” tras la imposición de aranceles del 10 % por parte del gobierno estadounidense.
Petro señaló que esa medida unilateral de Washington ha roto “de facto y unilateralmente” los compromisos del tratado y advirtió que Colombia adoptará “medidas inteligentes” para responder a ese quiebre comercial.
La imposición de aranceles al país sudamericano fue anunciada por el presidente estadounidense Donald Trump en medio de un choque entre los dos gobiernos, y es citada por Petro como la razón principal para afirmar que el tratado “ya no opera como tal”.
El acuerdo original entre Colombia y Estados Unidos entró en vigor el 15 de mayo de 2012 como instrumento para promover el comercio bilateral, la inversión y la cooperación económica.
El gobierno colombiano ha expresado que esta situación afecta sectores exportadores cuyo acceso preferencial al mercado norteamericano puede verse comprometido, lo cual genera incertidumbre en el sector privado. Según fuentes del ministerio de Comercio, esta suspensión tácita podría traducirse en pérdida de competitividad si no se restablece la vigencia efectiva del pacto.
En su alocución, Petro anunció una revisión de la estrategia comercial con Estados Unidos y mencionó que el país evaluará “las acciones que correspondan” para proteger su economía y sus exportaciones. Al mismo tiempo, insistió en la necesidad de que el tratado sea reformado para reflejar criterios ambientales y sociales, según declaraciones de su gobierno.
Analistas internacionales comentan que la declaración del presidente colombiano marca un punto de tensión elevado entre dos socios tradicionales del comercio global. Una ruptura de facto del TLC implica no solo barreras arancelarias, sino también la revisión de cadenas de suministro, inversión extranjera y confianza internacional.
La cartera de Comercio de Colombia informó que está trabajando en coordinado con la Cancillería para impulsar mecanismos que mitiguen el impacto sobre los exportadores y que busca impulsar negociaciones alternativas mientras se clarifica el estado del tratado.
En este contexto, sectores como el agrícola, flores, café y productos minerales —que tienen en Estados Unidos uno de sus principales destinos— observan con preocupación la evolución del conflicto. Una prolongación de la suspensión tácita podría derivar en disminución de envíos, aumento de costos logísticos y eventual pérdida de mercados.
Finalmente, el presidente Petro advirtió que “una relación comercial sin reciprocidad no se mantendrá” y concluyó que Colombia “no permitirá que este tratado quede reducido a letra muerta”. Su gobierno dejó claro que actuará conforme a los intereses nacionales, ante la necesidad de preservar el acceso al mercado estadounidense y garantizar condiciones equitativas.














