En su primera entrevista formal desde su elección, el papa León XIV lanzó duras críticas contra los multimillonarios del mundo y advirtió sobre las consecuencias sociales de la creciente desigualdad económica. El pontífice, nacido en Estados Unidos como Robert Francis Prevost y con más de 20 años de servicio en Perú, aseguró que los directores ejecutivos ganan hoy “hasta 600 veces más que el trabajador promedio”, frente a las cuatro o seis veces que percibían en comparación hace seis décadas. “Si eso es lo único que tiene valor, estamos en serios problemas”, dijo en alusión a Elon Musk y al paquete de compensación que podría convertirlo en el primer billonario del planeta.
El 14 de septiembre, día de su cumpleaños número 70, el medio católico Crux publicó extractos de la conversación, incluidos en el libro León XIV: Ciudadano del Mundo, Misionero del Siglo XXI, editado en español por Penguin Perú y cuya versión en inglés y portugués saldrá a principios de 2026. El volumen recoge dos entrevistas de unas tres horas realizadas en julio por Elise Allen, corresponsal principal de Crux, en las que el Papa abordó desde cuestiones personales hasta asuntos de política internacional y de Iglesia.
Uno de los ejes centrales de sus declaraciones fue la creciente polarización que atraviesa al mundo. “Creo que es muy importante iniciar una reflexión más profunda para intentar comprender: ¿Por qué está el mundo tan polarizado? ¿Qué está pasando?”, señaló, aludiendo a factores como la pandemia de COVID-19, la pérdida del sentido de la vida, el debilitamiento de la familia y la ampliación de la brecha salarial. “Tenemos que recordarnos constantemente el potencial que tiene la humanidad para superar la violencia y el odio que nos divide cada vez más”, agregó.
Consultado sobre cómo enfrentar esa división, León XIV reconoció no tener todas las respuestas, pero indicó que “la pérdida de un sentido más elevado de lo que es la vida humana” está en la raíz del problema. “Si se pierde el sentido de los valores de la vida humana, la familia y la sociedad, entonces, ¿qué importa ya?”, se preguntó.
El pontífice también habló sobre la sinodalidad como un camino posible para contrarrestar la polarización. Recordó que este concepto, promovido por el Concilio Vaticano II y retomado en América Latina, no busca transformar a la Iglesia en una democracia, sino fomentar la comunión y la escucha mutua. “Es una manera de ser comunidad y de buscar juntos lo que Dios nos dice hoy”, afirmó. Según dijo, aunque algunos líderes eclesiales se sienten amenazados por la idea, la sinodalidad no resta autoridad, sino que propone un estilo de liderazgo compartido que “puede enseñar mucho al mundo actual”.
En cuanto a la guerra en Ucrania, el Papa distinguió entre el rol de la Santa Sede como voz a favor de la paz y la posibilidad de actuar como mediador directo, algo que considera poco realista. “La paz es la única respuesta”, insistió, lamentando las “matanzas inútiles” que han dejado miles de víctimas. También expresó que, aunque las Naciones Unidas deberían ser el foro natural para abordar estos temas, actualmente “han perdido su capacidad de unir a la gente en torno a cuestiones multilaterales”.
El papa León XIV reconoció que todavía enfrenta una “enorme curva de aprendizaje” como líder de la Iglesia universal. Dijo sentirse sorprendido por la magnitud de su nuevo papel y por el nivel de exposición pública que conlleva. Sin embargo, enfatizó que lo esencial de su misión es confirmar a los fieles en la fe. “El Espíritu Santo es la única manera de explicar cómo fui elegido para este ministerio. Por mi fe, por mi vida y mi comprensión del Evangelio, dije sí, aquí estoy”, señaló.
Durante la entrevista, también compartió anécdotas personales que humanizan su figura: confesó que, en un eventual partido entre Estados Unidos y Perú en la Copa del Mundo, alentaría a la selección peruana por los lazos que conserva con ese país, y recordó que de niño aprendió a convivir con la rivalidad deportiva entre su madre, fanática de los Cubs, y él, hincha de los White Sox. “Aprendimos a mantenernos abiertos y dialogantes, incluso en los deportes”, dijo entre risas.
Con estas declaraciones, León XIV se perfila como una voz crítica frente a los excesos de la economía global y un defensor del diálogo como herramienta para la paz y la unidad. Su mensaje combina la denuncia de las injusticias sociales con un llamado a la esperanza y a la construcción de puentes en un mundo cada vez más dividido.