Por: Rubén Darío Restrepo «Don Mago»
Un show de magia para niños no debería limitarse a trucos que generan asombro pasajero. La verdadera magia es la que despierta la imaginación, provoca la risa compartida y deja recuerdos que perduran. En un cumpleaños, por ejemplo, mientras se soplan velas y se abren regalos, la ilusión de ver un corazón de papel reconstruirse en el aire se convierte en un símbolo de ternura y asombro.
¿Qué hace únicos a los niños en un show de magia?
Lo que distingue a un buen espectáculo es que los niños no se quedan como simples espectadores: participan, eligen, responden y construyen el milagro junto al mago. Las historias que acompañan cada truco son breves, visuales y cargadas de humor y ternura. En definitiva, hablan su idioma y les permiten sentirse protagonistas.
¿Qué ganan los padres al elegir magia para la celebración?
Para madres y padres, la magia en una fiesta infantil ofrece beneficios que trascienden el entretenimiento. La tranquilidad de ver a los niños atentos y felices es solo el inicio. La magia, además, educa en la paciencia, despierta la capacidad de asombro y fomenta la empatía. Y también toca a los adultos: abuelos, tíos y padres redescubren a su niño interior, logrando que la fiesta sea un recuerdo compartido por toda la familia.
¿Por qué importa la experiencia del mago?
Aquí está la diferencia fundamental. No basta con dominar técnicas; se necesita comprender los ritmos de la infancia: sus silencios, sus risas, su manera de sorprenderse. La trayectoria le da al mago la sensibilidad de saber cuándo acelerar, cuándo pausar y cuándo mirar a los ojos de un niño para hacerlo sentir parte de la historia. Si además pertenece a un círculo de magos reconocido, ese detalle refleja compromiso, ética y respeto por el arte.
¿Se trata de trucos o de algo más profundo?
Cada niño es único, cada fiesta irrepetible. Un mago con experiencia lo sabe y adapta su presentación para que no sea un espectáculo más, sino un momento transformador. La magia no se reduce a hacer aparecer o desaparecer objetos: se convierte en un puente para conectar emociones, transmitir ternura y dejar huellas imborrables.
¿Qué recuerdo deja la magia en la vida de un niño?
Celebrar con magia es regalar algo que va mucho más allá de la fiesta: es ofrecer un recuerdo que acompañará al niño siempre. Para los padres, significa sembrar en el corazón de sus hijos una mezcla de alegría, ternura y asombro que quedará grabada en la memoria familiar. La magia verdadera, en últimas, no está en el truco, sino en el vínculo que logra crear.















