Alfredo Saade, exjefe de Despacho Presidencial, sorprendió al escenario político colombiano al proponer que el Congreso habilite la reelección del presidente Gustavo Petro y permita la candidatura del expresidente Álvaro Uribe en 2026. Según Saade, el país necesita una “gran final” entre los dos líderes más influyentes y polarizantes de las últimas décadas.
El dirigente planteó que la confrontación directa entre Petro y Uribe permitiría que el pueblo decida de manera definitiva quién debe liderar el rumbo de la nación. Saade sugirió que, para ello, se active un mecanismo “fast track” que abra el camino a la reelección presidencial, actualmente prohibida por la Constitución.
La propuesta surge en medio de la suspensión provisional que enfrenta Saade por parte de la Procuraduría General de la Nación, tras presuntas irregularidades en la contratación de pasaportes. El funcionario aseguró que esta sanción tiene un trasfondo político y señaló a figuras cercanas al gobierno como responsables de su salida temporal.
En su declaración, Saade también manifestó que, de no prosperar su iniciativa, está dispuesto a postularse como candidato presidencial en 2026. Afirmó que se apoyará en el “poder popular” para impulsar su aspiración, aunque insiste en que lo ideal es un cara a cara entre Petro y Uribe.
El expresidente Uribe enfrenta actualmente un proceso judicial tras haber sido condenado en primera instancia por fraude procesal y soborno de testigos, decisión que aún puede ser apelada. Este hecho añade un fuerte componente jurídico al debate, ya que su participación en una contienda electoral estaría condicionada por las decisiones judiciales pendientes.
La idea de Saade ha generado reacciones encontradas: mientras algunos sectores la ven como una salida a la polarización, juristas y analistas advierten sobre las implicaciones institucionales de abrir la puerta a la reelección presidencial. En paralelo, otros posibles candidatos, como Sergio Fajardo, Vicky Dávila y Gustavo Bolívar, ya aparecen en sondeos de opinión para las elecciones de 2026.
El debate sobre la viabilidad de la propuesta apenas comienza, pero su efecto inmediato ha sido agitar el panorama político y centrar la atención en una posible confrontación entre dos de los líderes más representativos de las últimas décadas en Colombia.