Estados Unidos desplegó tres destructores con sistema Aegis —USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson— hacia aguas cercanas a Venezuela como parte de una ofensiva contra redes de narcotráfico en el Caribe. Fuentes oficiales indicaron que las naves llegarán en las próximas 36 horas y que el objetivo es reforzar tareas de vigilancia, interdicción marítima e inteligencia frente a organizaciones criminales catalogadas como amenaza para la seguridad estadounidense.
El plan incluye el compromiso de unos 4.000 marinos e infantes de Marina y el despliegue adicional de aeronaves P-8 de patrulla marítima y al menos un submarino de ataque. De acuerdo con el Pentágono, las operaciones se realizarán por varios meses en espacio aéreo y aguas internacionales, con capacidad para ejecutar acciones de reconocimiento y, si se ordena, golpes de precisión.
La movida ocurre mientras el gobierno estadounidense mantiene su línea de presión contra los carteles latinoamericanos y endurece la cooperación regional. En febrero, Washington designó como organizaciones terroristas a grupos como el Tren de Aragua (Venezuela), MS-13 (El Salvador) y seis estructuras criminales en México, dentro de una estrategia más amplia para frenar el flujo de drogas sintéticas como el fentanilo.
En Caracas, el presidente Nicolás Maduro anunció la activación de un “plan especial” con más de 4,5 millones de milicianos para “defender mares, cielos y tierra” ante lo que calificó como nuevas amenazas. El Ministerio de Comunicación venezolano no respondió de inmediato a solicitudes de comentario sobre el movimiento de buques estadounidenses.
Como telón de fondo, Estados Unidos duplicó este mes la recompensa por información que conduzca al arresto y/o condena de Maduro hasta 50 millones de dólares. El mandatario venezolano enfrenta cargos federales en EE. UU. por narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína, formulados inicialmente en 2020.
Las autoridades militares estadounidenses subrayaron que el despliegue se enmarca en operaciones de contranarcóticos y control marítimo, y que las unidades permanecerán en la región para reforzar la vigilancia y apoyar interdicciones. El anuncio incrementa la tensión bilateral y mantiene la atención internacional sobre la evolución de los movimientos navales y la respuesta venezolana en los próximos días.