Por: Gabriel Zapata Correa
En una demostración más de que carece de escrúpulos y de límites en la búsqueda de sus oscuros objetivos, el presidente Petro volvió a encender esta semana una nueva polémica. Todo comenzó con un mensaje publicado por el autoritario mandatario en su cuenta de X, en el que manifestó: “desconfío de la transparencia de las elecciones del 2026”.
¿Y por qué lo hizo? Lo hizo para poner en el ojo del huracán al registrador Nacional del Estado Civil, Hernán Penagos, quien acababa de adjudicar el contrato para el manejo logístico de las próximas elecciones, a un consorcio encabezado por la firma privada Thomas Greg & Sons, firma a la cual su gobierno ha desatado una implacable por el asunto de los pasaportes.
Petro redobló sus infundadas sospechas sobre la eventual y futura falta de “transparencia” en los comicios legislativos y presidenciales del 2026.
Es inaceptable lo que hace el mandatario. Sin presentar pruebas ni evidencias sobre sus irresponsables sospechas, siembra el camino electoral de dudas para alimentar la desconfianza entre la ciudadanía, y debilitar la legitimidad y credibilidad de las instituciones electorales, como la Registraduría Nacional del Estado Civil y del Consejo Nacional, que a lo largo de su historia han demostrado irrefutable solidez de sus mecanismos antifraude.
Pero lo más paradójico de estas irresponsables afirmaciones de Petro, es que con la estructura de la Registraduría Nacional y del Consejo Nacional Electoral, pudo llegar al Congreso en varios periodos, ser elegido alcalde Bogotá y presidente de Colombia. Y gracias a estas instituciones sólidas, serias y democráticas, sus seguidores están sentados en los cuerpos colegiados, como concejos, asambleas, Cámara de Representantes y Senado de la República.
¿En qué se basa Petro para tenerle tanta animadversión a la firma Thomas Greg & Sons, a tal punto de hacerlo afirmar que puede cometer fraude físico? Ahora, Petro conoce el sistema electoral nuestro. Y lo conoce muy bien. Sabe que las tareas de esta firma no tienen nada que ver con el conteo o reconteo de votos. Es un papel totalmente logístico y lo ha desarrollado a la perfección sin sembrar dudas en las mismas funciones logísticas y de servicios de esos procesos electorales.
Estos cuestionamientos de Petro nos plantean muchas inquietudes y serios interrogantes sobre cuáles son sus verdaderas intenciones. Ya ha demostrado sus oscuros objetivos de deslegitimar las altas cortes, de tratar de debilitar los organismos de control y de acabar con la justicia. Hasta el punto de legitimar a los cabecillas de las bandas criminales, con quienes no tiene escrúpulos de presentarse en la tarima pública. Por eso los serios interrogantes acerca de sus verdaderas intenciones.
Petro cree que su estrategia le ha funcionado de victimizarse para ocultar, disimular o distraer a la opinión pública de su pésimo gobierno, de la ineficiencia de su equipo de colaboradores y de la ausencia total de gobernabilidad.
Esta nueva maniobra conspirativa de Petro puede ser una estrategia oscura que le permita preparar a los colombianos para un eventual aplazamiento de las elecciones, aunque ya salió a negar esta posibilidad. Pero extender esta desconfianza e incertidumbre en las instituciones electorales, no tiene otro objetivo que mantener el país en el clima de caos que le gusta alimentar a una mente perversa y vengativa como la de Petro.
Estas irresponsables afirmaciones del mandatario son de una enorme gravedad. Podrá interpretarse como un saboteo a los esfuerzos de los grupos o partidos reunidos en la Comisión de Coordinación y Seguimiento de los Procesos Electorales. Como consecuencia, trece partidos de oposición e independientes rechazaron asistir al encuentro de esa instancia, convocado por el Ministerio del Interior, alegando “falta de garantías mínimas” del Gobierno de cara a los comicios. Se le voltió la torta al presidente. ¿Aacso esa era su intención?
¿No debería el presidente Petro hablar mejor sobre las garantías que debe dar su gobierno en materia de seguridad en todo el territorio, por las graves amenazas de las bandas de traquetos criminales, cuyo accionar sí puede influir y de qué manera en las elecciones del 2026? ¿O será que no quiere incomodar a esos bandidos que sí influyeron con sus pactos en su elección?
Muy mal ejemplo da el presidente… Pero también levanta una voz de alerta sobre sus oscuras intenciones.