Rusia lanzó el domingo el mayor ataque aéreo contra Ucrania desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, al disparar más de 800 drones y 13 misiles contra diferentes regiones del país. El principal objetivo fue la capital, Kiev, donde por primera vez en tres años y medio de conflicto un misil alcanzó el edificio que alberga al consejo de ministros. Un periodista de la agencia AFP vio llamas en el techo del complejo gubernamental y humo saliendo de los pisos superiores, mientras helicópteros y bomberos intentaban sofocar el incendio. La primera ministra, Yulia Sviridenko, confirmó que el techo y varias plantas resultaron dañados y lamentó que “no podemos recuperar las vidas perdidas”, en referencia a los civiles fallecidos.
Según las autoridades ucranianas, el ataque a Kiev dejó al menos dos muertos –una mujer y su bebé de dos meses– y más de veinte heridos. Además, los misiles y drones impactaron por primera vez en la sede del Gabinete de Ministros. Las defensas antiaéreas derribaron la mayoría de los aparatos, pero fragmentos y proyectiles dañaron edificios residenciales en varios distritos, incluyendo un bloque de nueve plantas donde cuatro pisos quedaron destruidos. En otros puntos del país también se registraron víctimas: una mujer murió en Zaporiyia, otra persona en la región de Sumy y una más en Dnipropetrovsk, elevando a cinco el número de fallecidos. El Servicio Estatal de Emergencias informó que 44 personas resultaron heridas en total.
El mando de las Fuerzas Aéreas de Ucrania detalló que el ataque incluyó 805 drones suicidas Shahed lanzados desde Rusia y la península de Crimea, así como nueve misiles de crucero Iskander‑K y cuatro balísticos Iskander‑M/KN‑23. El número de drones supera el récord registrado en julio, cuando se utilizaron más de 740 aparatos. Aunque los sistemas de defensa derribaron 747 drones y varios misiles, se registraron impactos en 37 ubicaciones, lo que refleja la magnitud de la ofensiva. Las autoridades de Kiev activaron las sirenas a las 23:30 horas y pidieron a la población refugiarse, mientras las explosiones iluminaban el cielo nocturno.
El presidente Volodímir Zelenski calificó el bombardeo de “crimen deliberado y un alargamiento de la guerra” y reiteró que la arremetida demuestra que el Kremlin no busca la paz. “Estos asesinatos, ahora, cuando la verdadera diplomacia podría haberse iniciado hace tiempo, son un crimen consciente”, escribió en Telegram. Zelenski informó que conversó con su homólogo francés, Emmanuel Macron, sobre la necesidad de fortalecer la defensa ucraniana y pidió a Estados Unidos y a sus aliados imponer nuevas sanciones a Rusia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Keir Starmer, condenaron el ataque y acusaron al presidente ruso, Vladímir Putin, de “burlarse de la diplomacia”.
Moscú no ha emitido comentarios inmediatos sobre la ofensiva, pero continúa exigiendo concesiones territoriales a cambio de un eventual alto el fuego. Las fuerzas rusas ocupan actualmente alrededor del 20 % del territorio ucraniano. Desde el inicio del conflicto, decenas de miles de personas han muerto y millones han sido desplazadas. La comunidad internacional teme que ataques como el de este domingo den al traste con los incipientes esfuerzos diplomáticos y sumerjan a la región en una escalada aún mayor.