HABLEMOS CLARO

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Por: Federico Senior

La perífrasis, ha sido de común uso por los políticos, desde los albores de la humanidad, es la manera “suave” de llamar a “lo grave”, en los últimos tiempos, el expresidente Duque, se volvió un experto en su uso, creíamos que de él era la de oro, pero equivocados hasta el tuétano que estábamos, el Señor Petro, es todo un campeón, deberían darle medalla pero de diamante, no cesa de usar los eufemismos para todo, eso y, a pesar de que es él un gran mendaz, lo peor de esto, es que no es nuestro cordobés un mitómano, puesto que ellos, se creen sus propias exageraciones o mentiras, juran que son ciertas, en éste psicótico caso, bien sabe él que son mentiras, que no son para nada verdades, ni siquiera a medias y, le importa un bledo espetarlas sin asco alguno, le tiene sin cuidado lo que piensen, o propios o extraños, él solo escupe veneno, él vive del impacto que sus astracanadas producen en la sociedad, atendido, que digo, muy bien atendido por los medios de comunicación que a sabiendas de ser odiadas por el mandatario, le hacen y, gratis el inmenso favor de servirle de caja de resonancia a sus sandeces.

Hablemos claro, el país se sostiene, por lo vigoroso de las amarras que tanto esfuerzo le costo a la sociedad fabricar, fuertes lazos con la democracia y sobre todo con la libertad, esa que a diario amenaza nuestro querido presidente.

No debemos caer en el peligroso juego de la diatriba, la amenaza o la incriminación, hacerlo de hecho, sería seguirle el juego al nefasto neo nazi que tenemos en Casa de Nariño (Ese horrible, frío e incomodo Palacio, que habita a regañadientes), solo hay, que hacer dos cosas, una, dejarlo que siga diciendo idioteces, dos, exigir al Congreso que no apruebe nada de lo que propone, no es más, es esa exigencia un derecho propio de los votantes en la democracia, los elegimos a los parlamentarios para que nos representen en el ágora en donde se crean las leyes, bien entonces que podemos exhortar a los congresistas a que nieguen lo que sea inconveniente para el pueblo, que en resumen si no lo es todo, es casi todo lo que propone Petro; así, no es delito la rebeldía en contra de la incoherente voluntad del Emperador de Zipaquirá (ni siquiera eso sabemos, si en verdad es cordobés o andino, ni siquiera eso se sabe).

Hablemos claro, se necesita entonces, esperar a que termine su mandato, ahí no hay nada que hacer, ni queremos, ni sería conveniente propiciar que se le de un golpe al presidente, esa sería una estupidez más grande que la sumatoria de las que produce él; debemos, la ciudadanía, toda, toda esa masa de población que lo repudia, que conforma ese insoslayable sesenta por cien de personas, que lo desaprueba, encontrar la persona, el movimiento, que reemplace al sátrapa, pero que lo haga con contundencia, que proponga y al triunfar ejecute un plan de choque, fuerte y claro, para borrar el desastre, rescatar lo que se salve y reconstruir lo que queda de institucionalidad.

Es necesario entonces, que las acciones vayan encaminadas a: A) Cesar todo diálogo de paz con todas las agrupaciones levantadas en armas. B) Declararles la guerra, sin cuartel, sin miramientos ni contemplaciones, exterminarlas aún si es necesario solicitar la colaboración de ejércitos extranjeros. C) legalizar la marihuana, es una vía cierta y de muy probable éxito, para erradicar el cultivo de la coca, con lo cual estaríamos ganándolo casi todo en la lucha, no solo con la guerrilla, sino contra el crimen organizado, D) Restablecer de inmediato la búsqueda de petróleo y gas, devolver a Ecopetrol su rol principal. E) Restablecer de inmediato las relaciones con Israel. F) Romper relaciones con Palestina G), Eliminar toda la burocracia inservible (casi toda), ministerios, embajadas, superintendencias, secretarías en los municipios y gobernaciones, departamentos administrativos, consejerías, institutos, acabar con ese venenoso enjambre de inútiles encargos, constituidos para entorpecer y así justificar, que la herida en la arteria del erario, siga rota, para saciar la sed de sangre (léase dinero) de la recua de sanguijuelas, de la ominosa burocracia del estado.

Hablemos claro, nuestro país necesita iniciar el camino por el sendero del progreso, hablemos claro, los subsidios, el paternalismo estatal, la persecución a todo lo privado, la estatización de los bienes de producción, el control del estado, la interminable pendiente alcista de los impuestos, la injerencia en el desarrollo de las empresas, el control excesivo sobre la actividad privada, conducen a la pauperización del país, hablemos claro, lo que es imperativo, es establecer la libertad empresarial, como un dogma de Estado, inmodificable, determinar el marco legal que garantice la estabilidad que requiere la inversión extranjera, solidificar la condición de país de economía capitalista.

Hablemos claro, no hay manera alguna de acabar con el retraso, con la pobreza, distinta a la generación de riqueza, producir, generar empleos dignos, que los impuestos crezcan tan solo debido al incremento de la actividad económica, y no, al establecimiento de leyes confiscatorias, que lo que logran, es que los capitales huyan a refugios seguros, lejos de las sangrientas ansias, del plasma ajeno, para satisfacer sus vampirescos desenfrenos.

Para lograr que estos veintitrés meses que le restan a Petro, las cosas fueran más sencillas, habría que pedirles a los medios de comunicación que silenciaran al presidente, que dejaran de hablar de él, de lo que dice, de lo que propone, de lo que ataca, de lo que pelea, de lo que injuria, de lo que miente, sería esa la situación ideal, es muy difícil, pero imposible no, si los grandes medios se ponen de acuerdo, lo logran, claro que sí; eso por un lado, por el otro, esos mismos medios, convertidos en el ojo avizor sobre la actividad en el congreso, informando sobre todo aquello que ahí se discute, sobre lo que debe impedirse, sobre la mancomunada acción que se requiere, para que la enfermiza voluntad del presidente, fenezca en el intento de convertirse en ley, y en allanarle el camino para la permanencia de él o en cuerpo ajeno, en el poder, hecho que es más que evidente, él, y a las malas, quiere quedarse ahí, a las malas, porque a las buenas y con ese lánguido veintinueve por ciento, jamás lo logrará.

Hablemos claro, al oído de los que pueden volverse alternativa real de poder, el ego, ese demonio interno común denominador de todo poderoso, debe ser auto doblegado, en favor del país, de la democracia, del progreso, de los empresarios de todos, no solo los Santodomingo, o Gilinsky, no, de todos, los del taller, los de la sastrería, la tienda, la panadería, el taxista, todos por igual, amenazados hoy, por el intento totalitarista de este personaje nefasto que tenemos en Palacio.

Hablemos claro, no sabemos quien va a ser el Milei o la Machado, pero a ese personaje, que por supuesto debe pasar todos los exámenes de honradez y capacidad, hay que rodearlo, todos unidos, así no habrá posibilidad ni remota, de que tengamos que calarnos la continuación de la hecatombe.

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