Por: Jordelio
Es muy fácil, se desprende, se tropieza, lo tumban, pierde fuerzas, se marea, se muere.
Existe una caída distinta a las anteriores, es caer en desgracia, es sentir el rigor de la adversidad, de la soledad, de la ingratitud, del olvido, de la indiferencia, es haber estado, y, ya no estar.
La vida es un palo de mangos, antes de florecer, es un palo más, después de florecer, es otro, al cual le fijan alguna mirada con algunas incógnitas.
Llegan los frutos y todavía pasa desapercibido, los frutos crecen y comienza la expectativa.
Los frutos empiezan a madurar y todos quieren saborear la fruta y es rodeado de admiradores y de otras personas que esperan que alguna caiga y las que no esperan le tiran piedra, y utilizan palos para soltarlos de las ramas.
Y el árbol sigue de pie y aunque no llora siente dolor por la sacudida de sus ramas.
Se acaban los frutos y viene la calma, y el árbol pasa desapercibido, ya no hay miradas, es un palo más de la manada.
El ser humano es un palo de mangos que recibe piedra y miradas mientras produce frutos, luego pasa al olvido, unos dicen que sus frutos eran ácidos, otros que eran dulces y no faltan aquellos que murmuran que por dentro estaban podridos y tenían gusanos.
