El presidente Gustavo Petro reaccionó con dureza tras la derrota de su candidata, María Patricia Balanta, en la elección de magistrado de la Corte Constitucional, donde el Senado eligió con 62 votos al exdefensor del Pueblo Carlos Camargo. La aspirante apoyada por sectores del oficialismo apenas alcanzó 41 votos, resultado que generó molestia en el mandatario y que calificó como un reflejo del “clientelismo corrupto” en el Congreso.
A través de sus redes sociales, Petro denunció que la exclusión de Balanta respondió a prejuicios y rumores sin fundamento. “Excluyeron la mujer y la negra, bajo el infundio que era mía y me tomaba la Corte. Mentirosos sucios”, escribió, subrayando que apenas conoció a la jurista “hace tres días” y que su inclinación hacia ella se debía a su integridad y no a intereses personales o políticos.
En sus mensajes, el presidente insistió en que la decisión del Senado representa un retroceso para la democracia y un golpe a la inclusión. Además, cuestionó directamente la legitimidad de Camargo, recordando su paso por la Defensoría del Pueblo durante las protestas sociales de 2021. “¿Recuerdan acaso que en medio de los crímenes contra los jóvenes el defensor del pueblo haya siquiera alzado la voz?”, expresó Petro, en alusión al silencio que, según él, mantuvo la institución en medio de denuncias de abusos policiales.
El jefe de Estado fue más allá y calificó la elección como un acto de “felonía y cobardía”, afirmando que cualquier juez o magistrado que llegue al cargo a través de prácticas corruptas “es corrupto”. Su reacción, cargada de indignación, buscó instalar la idea de que el Congreso privilegió a un candidato ligado a estructuras de poder tradicionales y dejó de lado a una opción que, en su concepto, representaba transparencia y renovación.
Las declaraciones de Petro avivaron la controversia política y generaron reacciones inmediatas. El senador conservador Efraín Cepeda respondió con ironía: “Dígalo sin llorar”, comentario que intensificó la confrontación y reflejó el clima polarizado que rodeó el proceso de elección.
La derrota de Balanta y la llegada de Camargo a la Corte Constitucional se produjeron en medio de una crisis interna en el gobierno, que ya enfrentaba la salida forzada de tres ministros. La tensión con el Congreso se convierte ahora en un desafío mayor para Petro, cuyo discurso se centra en denunciar prácticas que, asegura, perpetúan el clientelismo y frenan las transformaciones que busca implementar en su mandato.