Por: Federico Senior
De ingenuos como mínimo, podemos catalogar a todos esos que pregonan la necesidad de dialogar, concertar, acordar, no nos cansamos de ver y de vivir en carne propia los nefastos resultados de toda esa concordia, de los tratados de “paz”, de su rotundo fracaso sin duda se deriva en muy buena parte, la terrible situación de orden público que vivimos hoy.
El tratado de paz firmado con el M 19, permitió la vinculación de sus hordas a la vida pública, fueron un grupo sangriento, asesino, la toma y masacre del Palacio de Justicia, no tiene parangón de crueldad con ninguna otra acción subversiva en nuestra historia, amén del sinnúmero de secuestros y asesinatos, crímenes de lesa humanidad.
El espíritu de cualquier acuerdo pacífico trae consigo el compromiso de cumplir con decisiones definitivas admitidas por las partes firmantes, de unos, el de dejar la lucha armada, de los otros, el perdón y la vinculación a la vida civil de los miembros de la insurgencia; si eso se hubiese cumplido, habría sido positivo, pero los hechos muestran todo lo contrario.
En cuanto al tratado de La Habana, el cual, dicho sea de paso, fue rechazado por la nación entera en el plebiscito, no se le había secado la tinta al papel, cuando ya habían surgido un sinnúmero de disidencias, tanto o más agresivas y sanguinarias como los originales, la paz, como la cacareaba Juan Manuel Santos, nunca existió, el país estuvo, está y al parecer, estará en el medio del eterno conflicto armado, en el que nos tocó vivir desde hace más de seis décadas.
El atentado contra el Senador Uribe Turbay, nos ha mostrado, que tal situación, la de la guerra civil, está más que vigente, han intentado acabar con una vida decente, sana, con un hombre preparado, no aún para ser presidente, pero sí una promesa juvenil, de un futuro político ajeno a la corrupción y las componendas; es una víctima innecesaria, nadie sabe, y de acuerdo con la historia, nunca sabremos quien en verdad ordenó tal acto salvaje, todo quedará igual, o peor.
Ante este hecho, las manifestaciones de dolor son múltiples, vienen de todas partes de la sociedad, los cercanos expresan su dolor a la familia, los copartidarios igual, pero, lo más repugnante, es ver el cómo, la presencia de enjambres de cámaras y micrófonos en los extramuros de la clínica donde se debate entre la vida y la muerte la víctima, se aparecen todos y cada uno de los miembros del repugnante zoológico de nuestra sociedad, lagartos, ratas, patos, abejas y hienas, es así como por poner solo un ejemplo, oímos a la senadora Pizarro, llamando a la calma, cuando el día del discurso del presidente en la Plaza de Bolívar, reía, aplaudía y festejaba, en actitud casi orgásmica, apoyando la diatriba amenazadora de su jefe, al enarbolar éste la bandera de la muerte (que atrocidad), al blandir la espada de Bolívar, a cada palabra soez, a cada amenaza la espantosa Pizarro, celebraba con no disimulado alborozo, para que venga hoy a echarnos el cuento de que ella es una conciliadora, demócrata y opuesta a la violencia, por favor, ni se diga de la alocución de Petro, a raíz del atentado contra Uribe, hablando de árabes, hablando en árabe, que estupidez suprema, que le pasa a este horripilante hombrecillo, en verdad que su locura, que en un principio nos parecía hasta risible y alimento inmejorable para los creativos de “memes” y chistes, aparece hoy como una peligrosa y destructiva demencia absoluta.
Vengo entonces a mi pregunta ¿Esperábamos en verdad algo distinto?, bien cándidos todos esos que creyeron en las buenas intenciones de este señor, todos los que pertenecieron a su gabinete inicial, Ocampo, Gaviria, la López, ¿en verdad creían que iba a ser éste un gobierno de sano cambio, hacia el progreso, la paz y la justicia?, a no ser que su motivación fuera la del lucro personal, o el ansia de poder tan difícil de rechazar lo que los llevó a pertenecer a este circo, dudo que se creyeran las buenas intenciones del ex guerrillero, lo malo fue, que de seguro partieron de la errada premisa, de que “eso no pasa nada”, y lo que hoy tenemos es un desmedro total de la sociedad, la economía, de la estabilidad política y fiscal, y peor aún, pasa,
es que estamos ante la incertidumbre total como el estado “normal” y general de las cosas, más grave todavía, es que es esa incertidumbre lograda, es en efecto la meta que se propuso el gobierno actual, el Trotskismo, la lucha eterna, el desorden infinito, la anarquía, situación óptima para el desarrollo de una dictadura totalitaria, en donde el estado es el amo de todo, y el amo del estado es el dictador y las instituciones, así como lo sostuvo el presidente, o se hace lo que yo digo, o las instituciones “se van”, ¿así o mas cínico?, y todavía estamos pensando en que debemos sentarnos (los demócratas, los que creemos en la libertad y el orden) a hablar o peor aún a conciliar o negociar con este gobierno, por favor, no podemos caer en esa trampa, basta de oportunismo, o de ingenuidad, con este gobierno no se puede, no se debe hablar, debemos soportar con todas nuestras fuerzas a las otras dos ramas del poder, mostrándoles nuestro apoyo al oponerse al remedo de dictador, y lograr que termina su período, y que se vaya, y que se le enjuicie como se merece, como el gran instigador del odio, de la venganza, de la rencilla, y de las muertes de las decenas de pacientes que suplican por sus tratamientos a las puertas de las clínicas, incapacitadas de poder atenderlos, ante la quiebra propiciada con dolo y alevosía por el presidente, secundado por la hiena mayor, el nauseabundo ministro de salud.
¿En verdad esperábamos algo distinto?, al menos yo no, el presidente de todo tiene menos de demócrata, empero, le debemos abonar, que ha sido más que honesto, más que cualquier otro mandatario en el último siglo, puesto que a rajatabla, ha cumplido con todas y cada una de sus promesas, acabar con todo, salud, economía Ecopetrol, ejercito y policía, dejando tal vez para su próximo período (que lo va a lograr sino nos unimos en uno solo, para luchar contra él) las tan ansiadas por él, expropiaciones, esa es para Petro, la cereza sobre el pastel, o lo detenemos o nos volveremos Cuba, conste que digo Cuba, que no digo Venezuela, porque Cuba es el verdadero régimen comunista, en donde no existe la propiedad privada, y lo único privado que existe, es la sociedad “privada” de todo, viviendo en la miseria, comiendo de la basura, mientras sus dirigentes viven como “pashas” a costa de la total desventura de su pueblo.
¿En verdad esperábamos algo distinto?, al menos yo, NO