La tradicional cadena de pollo frito Frisby enfrenta una compleja batalla legal en España por el uso no autorizado de su marca. La empresa colombiana, con más de 280 restaurantes en el país y un ambicioso plan de expansión, denunció a inicios de mayo que terceros en territorio español habrían registrado su nombre, símbolos gráficos e incluso su icónico personaje, el Pollo Frisby, sin autorización.
La situación, que ha sido catalogada como una potencial «usurpación de marca», ha generado una ola de solidaridad en Colombia bajo el lema “Nadie lo hace como Frisby lo hace”. Compañías como Alpina, Porvenir, Crepes & Waffles, Bancolombia, e incluso competidores como KFC, han expresado públicamente su respaldo a la firma pereirana a través de piezas gráficas y mensajes en redes sociales.
Expertos en propiedad intelectual señalan que la empresa colombiana puede acogerse a diversas vías para defender su marca. Entre ellas:
- Oposición tardía: Aunque se haya vencido el plazo, puede presentarse un escrito de advertencia ante la Oficina de Propiedad Intelectual, alegando la existencia de un derecho previo.
- Solicitud de cancelación: Frisby podría argumentar mala fe en el registro por parte de Frisby España, un recurso complejo, pero jurídicamente válido.
- Negociación directa: Las partes podrían llegar a un acuerdo operativo y comercial. Frisby España ha manifestado su apertura a un “diálogo constructivo”.
- Licencia de uso: Otra opción sería conceder una licencia que regule el uso de la marca, aunque esto podría interpretarse como una cesión de derechos.
- Reclamo por derechos de autor: En caso de demostrarse que el diseño del Pollo Frisby ha sido replicado, podría configurarse una violación de derechos morales y patrimoniales.
Para algunos juristas, si Frisby España exige un pago a Frisby Colombia para devolver el uso de la marca registrada, se podría hablar incluso de una extorsión. La abogada María Claudia Martínez lo plantea como una posibilidad penal a considerar: “Si los están poniendo contra la pared para ceder derechos sobre lo que legítimamente es suyo, hay que estudiar el caso más allá de lo civil y comercial”.
Por su parte, el exsuperintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, advirtió que este tipo de situaciones no son nuevas. “Existen personas o empresas que registran marcas de gran reconocimiento con la intención de venderlas luego a sus legítimos dueños. Es una forma encubierta de competencia desleal”.
De no presentar evidencia de uso efectivo en Europa en el plazo establecido, la marca de Frisby Colombia podría ser revocada oficialmente en ese continente. Esta decisión, de confirmarse, dejaría el camino libre para que terceros exploten comercialmente la marca Frisby en Europa.
Además, según el abogado Felipe Serrano, la venta de franquicias por parte de Frisby España sin puntos de venta operativos, utilizando signos distintivos de la empresa original, podría ser una prueba clave para demostrar mala fe y engaño a potenciales franquiciados.
Este caso deja al descubierto la necesidad urgente de proteger de forma estratégica y preventiva los activos intangibles, como las marcas, en cada país donde se desea operar. Aunque existen mecanismos internacionales como el Sistema de Madrid, que permite el registro multiterritorial, su costo y alcance deben ser evaluados con precisión.
La historia de Frisby en España, que mezcla identidad, reputación, derechos comerciales y la defensa de lo propio, será sin duda un referente en los debates sobre propiedad intelectual, tanto en Colombia como en el exterior.
Porque nadie lo hace como Frisby lo hace.